Breny Mendoza
Los centroamericanos se despertaron con la noticia recientemente de la inminente llegada de 7000 (algunos hablan de 13,000) efectivos del ejército de EEUU, 46 buques de guerra, 200 helicópteros Blackhawk, 10 aviones de combate a la zona libre de militares, Costa Rica, para luchar contra el narcotráfico dirigido hacia los Estados Unidos. La llegada de ese gran contingente de tropas norteamericanas y juguetes de guerra que no sólo no guardan relación con el tamaño de la población ni con la magnitud del problema del narcotráfico, sucede bajo el mando de la primera presidenta mujer en Costa Rica, Laura Chinchilla. También ocurre bajo la presidencia del primer mandatario afro-americano y de la tercera Secretaria de Estado mujer consecutiva de los Estados Unidos de América, Hillary Clinton. Recordemos que Hillary Clinton fue precedida por Condolezza Rice en 2005-2009 y Madeleine Albright en 1997-2001. ¿Es esto por lo que las feministas y los gentes de color han luchado todos estos años? Ciertamente, un momento para reflexionar sobre la ética en los movimientos progresistas y de recordarse que es lo que realmente se quiere.
Pero regresemos a la rutina cotidiana. La violación de la zona de “paz” que se supone es Costa Rica responde sencillamente a los planes de extensión de la guerra contra el terrorismo a nivel global del Pentágono. No se engañen a si mismos, la guerra contra el terrorismo sigue vigente bajo la administración de Obama y el Pentágono es el que manda. Sólo échenle un vistazo a los hechos: bajo la administración de Obama el único presupuesto que crece es el militar, ha alcanzado niveles estratoésfericos aún en relación a los de Bush junior. El Washington Post reportaba en 4 junio 2010, que el presupuesto de las Fuerzas de Operaciones Especiales habían crecido en número y en su presupuesto, ahora haciendo crecer sus figuras y comandos exponencialmente en 75 países en contraste con los 60 bajo Bush. ¿Y saben quién comanda estas operaciones especiales? Dave Petraeus. Las Fuerzas de Operaciones Especiales trabajan también en zonas de no conflicto o de guerras y tienen el objetivo y el permiso de atacar cuando se haya identificado un plan de ataque o cuando un ataque haya sido identificado y ligado a un grupo específico. La población puede ser blanco de estos ataques e increíblemente cuentan con el permiso de los líderes de los países en donde operan. El Washington Post no publica la lista de los países en donde operan estas fuerzas especiales y no menciona a ninguno de América Latina, pero sospechamos que Centroamérica no fue excluido. El golpe de estado de Honduras puede ser parte del asunto. Ahora se nos dice que el golpe de estado fue coordinado por Jacqueline Foglia Sandoval, una militar hondureña educada en EEUU y subcontratista de la USAID. Ella supuestamente estaba en contacto directo con el Embajador de EEUU en Honduras, Hugo Llorens. El hombre que trajo la noticia fue asesinado. Era un ministro del presidente depuesto, Manuel Zelaya Rosales. Desde el golpe de estado, Estados Unidos ha abierto una base militar en Gracias a Dios, una región selvática infestada con el narcotráfico y el ministro de relaciones exteriores, Mario Canahuati ha anunciado otra en Guanaja, una isla bella de las Islas de la Bahía. El turismo en el Caribe, ami@s se les acaba. Pero, no olviden que la tragedia de este mundo que se muere por la lógica pervertida del complejo militar industrial de los Estados Unidos no sólo victimiza a los pueblos del tercer mundo, también victimiza a su propio pueblo que ahora sufre un desempleo de casi el 20% y es gobernado por un ejecutivo y un congreso que han olvidado que su primera obligación es con su pueblo y no con los dictados del Pentágono. ¿Dónde están los presupuestos para asistir a los desempleados y para construir la infraestructura económica y social en casa? En ningún lado. Pero así funcionan las cosas bajo una dictadura militar. Los hondureños lo saben.
martes, 13 de julio de 2010
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